(ESTATUTO Cap. 2 - La pobreza evangélica)
2,3 LA POBREZA evangélica (cfr CIC 600) abrazada voluntariamente, para meterse a la sequela Christi (cfr PC 13), es vividasiempre cum Deo et cum Ecclesia, a imitación de Cristo, que de rico que era se hizo pobre para hacer ricos a muchos por medio de su pobreza (cfr 2Cor 8, 9).
Jesús se hizo necesitado también del agua material de la samaritana, para después poderle dar el agua espiritual, que brota para vida eterna (cfr Jn 4,7-14ss). Tal pobreza ha de ser vivida, en referencia al Tesoro celestial que Jesús ha prometido (cfr Mt 19, 21.27-29), en la entrega cotidiana a la providencia Divina, como desafío al materialismo ávido de posesión, esperando que quien vea se pueda abrir no sólo a la escucha de la Palabra de Dios, sino también al amor por la Iglesia, por sus ministros y por los Sacramentos administrados por ellos.
2,4 PORQUÉ LA ELECCIÓN DE LA POBREZA, es decirla separación concreta de las cosas, no sea solo afectiva (cfr 1Tm 6,10), sino también efectiva (cfr Mt 19,21), para la mayor gloria de Dios y la salvación del mayor número de almas posible, tiene que sere vivida a la manera de los Apóstoles (cfr Mt 19, 27.29; Hch 2, 44-45) y de Francisco de Asís, de la enseñanza del Concilio de Vienne y de nuestro actual Papa, para evitar distracciones de la contemplación y del oración (cfr Hch 6, 2), así poder distinguir mejor lo que es realmente la voluntad de Dios (cfr Mt 7,21; Col 1,9) de las simples iniciativas humanas.
2,5 CON LA POBREZA EVANGÉLICA PUEDEN SER ACTRAÍDAS muchas almas fascinadas de ella, para dialogar más fácilmente con ellas y hacerlas reflexionar sobre la belleza de la Iglesia Católica y sobre la importancia fundamental de la vida sacramental (cfr Jn 4, 7-15), que dona plenitud de salvación (cfr Lc 1, 77; CEC 868; UR 3).